En este sentido, varios estudios observacionales sugieren que los biomarcadores de la oxidación de las LDL pueden usarse para predecir el riesgo de eventos cardiovasculares (fatales y no fatales). Aunque todavía faltan varios ensayos clínicos que demuestran inequívocamente esta correlación, la evidencia existente ya es lo suficientemente fuerte como para que podamos usar biomarcadores de oxidación de las LDL para identificarnos a los pacientes que más necesitan cambios en el estilo de vida y la dieta y la adopción de algunas estrategias nutricionales específicas, tales como:
1 – Aumentar la ingesta de vitamina C, tocoferoles, tocotrienoles, gingerol, licopeno, luteína, astaxantina y polifenoles;
2 – Reemplazar los aceites refinados y ricos en ácido linoleico (que varios estudios han demostrado que aumenta la oxidación de las LDL) por aceite de oliva virgen extra y/o aguacate;
3 – Reducir la ingesta de productos finales de glicación avanzada (presentes en alimentos cocinados a altas temperaturas y en condiciones de baja humedad);
4 – Controlar el estado nutricional del hierro (el exceso puede conducir a la oxidación de las LDL).
🤔Pero ¿Cuáles son exactamente estos BIOMARCADORES DE OXIDACIÓN de las LDL?
– Niveles circulantes de la LDL oxidada, de oxiesteroles o de 4-hidroxinonal;
– Anticuerpos contra la LDL oxidada;
– Ensayos ex-vivo de resistencia de las LDL al estrés oxidativo.
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Programa de Doctorado en Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Lund (Suecia). Programa de Doctorado en Biomedicina y Ciencias de la Salud de la Universidad Europea de Madrid (UAM, España). Máster en Nutrición Humana y Calidad de los Alimentos. Graduado en Nutrición Humana y Dietética. Co-fundador CEAN.