El sobrepeso y la obesidad se definen según la Organización Mundial de la Salud (OMS), como una acumulación anormal o excesiva de grasa que ocasiona una alteración metabólica crónica, que conlleva a un aumento de múltiples patologías, mayor riesgo de morbimortalidad y graves consecuencias económicas y sanitarias 1, 2.
La prevalencia de obesidad se ha incrementado de forma significativa en los últimos años, convirtiéndose en un importante problema de salud pública, a causa del incremento de los hábitos de vida poco saludables, un estilo de vida inadecuado (estrés elevado, alteración del sueño, etc.), el sedentarismo y la falta de actividad física entre otros factores1.
Actualmente, existe una creciente incidencia de patologías no transmisibles como consecuencia de la obesidad, tanto en países desarrollados como en aquellos de ingresos medio-bajos, por lo que la obesidad ya se considera por algunos expertos como la epidemia global del siglo XXI3. En cuanto a su prevalencia, los últimos estudios realizados sobre la obesidad a través de la Encuesta Europea de Salud en España del año 2020 (INE), determinaron que aproximadamente un 16,5% de los hombres y un 15,5% de las mujeres padecen obesidad4.
Teniendo estos datos, disminuir la obesidad a nivel global mediante un adecuado estilo de vida y pautas dietéticas saludables es prácticamente prioritario. En primer lugar, porque ayuda a la gestión de una de las mayores epidemias, sobre todo si existen enfermedades crónicas asociadas. En segundo lugar, porque sus consecuencias son múltiples, complejas y heterogéneas5.
La prevalencia de la obesidad es multifactorial y es el resultado de la interacción entre factores hereditarios y biológicos, ambientales y sociales6.
Hoy en día se conoce que, aunque una de las principales causas del sobrepeso y la obesidad puede resultar de una combinación de mayor ingesta energética, baja actividad física y reducción del gasto energético, existen otros múltiples factores que también desarrollan un papel importante en la prevalencia de la obesidad7.
Estos factores son: la genética y epigenética, los fármacos, las enfermedades endocrinas y otras patologías, así como diferentes situaciones fisiológicas asociadas a la edad, como la menopausia por ejemplo, que cursa con mayor riesgo de desarrollar obesidad6, 8. Además, recientemente se han estudiado otras causas de la obesidad como las alteraciones de la microbiota intestinal, los disruptores endocrinos, la cronodisrupción, o el exceso de estrés entre otros factores6, 9, 10.
Una vez explicados los diferentes factores de riesgo y teniendo en cuenta sus principales causas, la obesidad puede clasificarse según 2 grandes grupos11:
En cuanto a los hábitos dietéticos y el patrón alimentario, hoy en día se conoce que el elevado consumo de hidratos de carbono (en caso de sedentarismo) junto con una elevada ingesta de comida rápida y alimentos ultraprocesados ricos en azúcares simples, grasa saturadas y trans, además de una inadecuada de bebidas azucaradas y alcohol son los principales factores contribuyentes al desarrollo de la obesidad7, 12.
El índice de Quetelet, también conocido como el índice de masa corporal (IMC) es un índice calculado a partir de la estatura y el peso, utilizado como indicador nutricional del sobrepeso y obesidad desde 1980. Resulta de la división de la masa en kilogramos entre el cuadrado de la estatura expresada en metros (kg/m2).
Los valores de referencia para adultos utilizados son los establecidos por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), donde un peso adecuado corresponde a valores de IMC entre 18,5 y 24,9. En el caso de los adultos, se define el sobrepeso a partir de un IMC igual o superior a 25 kg/m2 y la obesidad a partir de un IMC igual o superior a 30 kg/m26.
No obstante, es un indicador poco fiable en la práctica clínica habitual según indican estudios recientes, debido a que puede clasificar erróneamente un elevado número de pacientes, por no distinguir entre tejido magro y graso, ni tampoco ser capaz de determinar la cantidad de grasa visceral del organismo13.
CLASIFICACIÓN | VALOR IMC |
Infra peso | < 18,5 kg/m2 |
Normopeso | 18,5 – 24,9Kg/m2 |
Sobrepeso | 25-29,9Kg/m2 |
GRADO DE OBESIDAD | – |
Obesidad leve o clase I | 30-34,9Kg/m2 |
Obesidad moderada o clase II | 35-39,9Kg/m2 |
Obesidad grave, mórbida o clase III | ≥ 40 kg/m2 |
Sin embargo, existen otros indicadores más utilizados para identificar la obesidad (por encima del IMC) como el perímetro abdominal (PA), debido a su facilidad de medición (solo se necesita una cinta métrica), a su elevada fiabilidad y capacidad de determinar de manera indirecta la acumulación de grasa en la zona del abdomen y conocer el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares14, 15.
Los puntos de corte actualmente establecidos por la SEEDO para este parámetro son: PA son ≥ 88 cm en mujeres y PA ≥ 102 en hombres6. Otro índice también utilizado es el índice cintura-talla con un punto de corte del factor de riesgo cardiometabólico de 0,56, 15.
Además, el índice cintura-cadera, también revela información sobre el estado de salud y prevalencia del exceso de grasa corporal, indicando un riesgo aumentado cuando resulta ≥ a 0,9 en hombres y ≥ a 0,85 en mujeres6.
PERÍMETRO ABDOMINAL | HOMBRES | MUJERES |
Rango | ≥ 102 cm | ≥ 88 cm |
Además, existen otros parámetros de medida que permiten estimar la masa grasa corporal total como los pliegues corporales, siendo uno de los más utilizados en la práctica clínica es el pliegue tricipital (PT) por su buena correlación con la masa grasa corporal total. No obstante, también existen otros pliegues útiles en la práctica clínica son el bicipital, subescapular y el suprailíaco.
Además, determinadas circunferencias como la circunferencia braquial (CB) también se utilizan como mediciones antropométricas para el estudio de la composición corporal. Los valores obtenidos se comparan con los valores de referencia en función de la edad y sexo. Sin embargo, estas medidas presentan mayor riesgo de errores de medición asociados a factores inter e intrapersonales como falta de práctica o situaciones como edemas, deshidratación e hiperhidratación, etc.16
Otras novedosas técnicas para conocer la composición corporal y determinar la masa grasa elevada son la bioimpedanciometría (BIA) o la absorciometría de rayos X de energía dual (DEXA), que permite conocer tanto la masa grasa como masa libre de grasa17.
Además, teniendo en cuenta que la acumulación de tejido graso presenta múltiples diferencias individuales en cuanto a la deposición de tejido adiposo en el organismo y puede presentarse en diferentes localizaciones, las técnicas como la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética nuclear (RMN) pueden determinar la grasa por compartimentos, analizando el tejido adiposo subcutáneo (TAS), tejido adiposo visceral (TAV) o tejido adiposo intramuscular (TAS)18.
DIFERENTES TÉCNICAS DE DETERMINACIÓN DE LA COMPOSICIÓN CORPORAL
Masa grasa Masa libre de grasa |
Masa grasa Masa libre de grasa |
Tejido muscular Tejido adiposo |
Tejido muscular Tejido adiposo |
Perímetros y circunferencias Pliegues IMC |
Medición por DEXA |
Medición por BIA |
Medición por TC |
Medición por RMN |
Medición por Antropometría |
La acumulación grasa abdominal, particularmente en el TAV, puede llevar a la mayoría de los riesgos de salud asociados como el aumento de la resistencia a la insulina, riesgo de desarrollar determinados tipos de cáncer, o aumento del riesgo de esteatosis y pancreatitis que pueden ocasionar alto riesgo de complicaciones clínicas19. Además, el exceso de grasa abdominal se ha asociado con el aumento de riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como hipertensión arterial (HTA), dislipemia (DL) y diabetes mellitus tipo 220. Esto es debido a las alteraciones metabólicas que provoca el exceso de grasa a nivel abdominal (aumento de citoquinas proinflamatorias y aumento de inflamación crónica, disminución de oxígeno en la zona, aumento de ácidos grasos libres en la circulación portal, etc.)19. La obesidad visceral se puede determinar teniendo en cuenta el PA o técnicas como la RMN y la TC18.
En cuanto al PA, tal y como se ha indicado antes, hoy en día se conoce que valores ≥ 80 cm en mujeres y ≥ 94 en hombres, está relacionado con un riesgo moderado de comorbilidades y valores ≥ 88 cm en mujeres y ≥ 102 en hombres se relacionan con riesgo elevado de desarrollar comorbilidades6,21.
Presentan bajo peso, sino que también puede existir en individuos con sobrepeso u obesidad, llevando consigo a elevadas tasas de complicaciones clínicas22. Esta patología, denominada obesidad sarcopénica, es un factor de riesgo para enfermedades con repercusión negativa sobre la esperanza y calidad de vida debido a múltiples complicaciones médicas y efectos secundarios asociadas a la sarcopenia por un lado y a la obesidad por otro23. Por ello, hoy en día se conoce que los pacientes con obesidad sarcopénica tienen peor pronóstico que los pacientes que presentan únicamente sarcopenia u obesidad, con una elevada prevalencia de morbi-mortalidad22. Para el diagnóstico de la obesidad, en 2022 se estableció por primera vez el algoritmo para la identificación de la obesidad sarcopénica establecido por el grupo de trabajo de la Sociedad Europea de Nutrición clínica y Metabolismo (ESPEN) y la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO)24.
La determinación de la obesidad sarcopénica se lleva a cabo mediante 3 pasos: un cribado adecuado, un diagnóstico y una clasificación. En cuanto a los métodos de diagnóstico, se lleva a cabo mediante 2 pasos:
El primer paso consta de una determinación de los parámetros funcionales (prueba de la silla) o parámetros de fuerza muscular/fuerza de agarre (dinamometría). Si estos parámetros están alterados continuar con el paso 2.
Para la clasificación de la obesidad sarcopénica, se tienen en cuenta la existencia o ausencia de complicaciones asociadas a este tipo de composición corporal, de modo que: cuando no existen complicaciones asociada a la obesidad sarcopénica esta se clasifica como grado I. Sin embargo, cuando los pacientes presentan al menos una complicación atribuible a la obesidad sarcopénica (enfermedades metabólicas, cardio-respiratorias, disfuncionalidad musculoesquelética…), se clasifica como grado II24.
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Bibliografía
Somos una institución científica privada, formada por dietistas – nutricionistas y otros profesionales sanitarios con amplia experiencia en nutrición, docencia e investigación. Nos dedicamos a la educación continua, a la investigación multidisciplinar y la divulgación en el área de la nutrición, por lo que para ello contamos con otros profesionales como nutricionistas especializados en diferentes ramas, médicos, biólogos, farmacéuticos, tecnólogos de alimentos, así como docentes universitarios e investigadores de prestigio nacional e internacional.
Doctora por la Facultad de Medicina, UV. Máster Universitario en Nutrición Personalizada y Comunitaria. Graduada en Nutrición Humana y Dietética. Título de Experto en Nutrición Clínica Oncológica SEOR. Investigadora en nutrición y cáncer. Profesora universitaria en UV y EPL. Directora TFM en VIU y UV. Miembro del equipo CEAN.